Al iniciar el 2018, reemprendemos nuestro diálogo, desde la
perspectiva de la Comisión JPIC de la Conferencia de Religiosos de Colombia.
Como seguidores de Jesús en un mundo, muchas veces injusto y
violento, queremos discernir los signos de vida y esperanza que el Espíritu
suscita en nuestra historia, para desde allí, trabajar por la construcción del
bien común.
Nuestro propósito no es otro, que
querer aportar con espíritu evangélico a los procesos de construcción de paz y
de dignificación humana, desde la perspectiva de los empobrecidos, los
excluidos, desplazados, inmigrantes, como defensores de los derechos humanos.
Un criterio de discernimiento
frente a las múltiples promesas electorales de estos días, lo constituye la
atención a las necesidades y las posibilidades de participación que se ofrecen
a los pobres. A ello, nos invitó el papa Francisco, en su reciente visita a
Colombia: “los animo a poner la mirada en todos aquellos que hoy son excluidos
y marginados por la sociedad, aquellos que no cuentan para la mayoría y son
postergados y arrinconados. Todos somos necesarios para crear y formar la
sociedad. Esta no se hace sólo con algunos de «pura sangre», sino con todos.” (Encuentro
con las Autoridades, el Cuerpo diplomático y algunos Representantes de la
sociedad civil, 7.09.2017)
Se trata de acercarnos a las
personas concretas con las que vivimos, trabajamos y a las que somos enviadas,
con la mirada y los gestos de Jesús, para dejarnos interpelar por ellas y
generar desde allí procesos de búsqueda de justicia, reconciliación y paz, como
nos lo pide el papa: “Les ruego tener siempre fija la mirada sobre el hombre
concreto. No sirvan a un concepto de hombre, sino a la persona humana amada por
Dios, hecha de carne, huesos, historia, fe, esperanza, sentimientos,
desilusiones, frustraciones, dolores, heridas, y verán que esa concreción del
hombre desenmascara las frías estadísticas, los cálculos manipulados, las
estrategias ciegas, las falseadas informaciones.” (Encuentro con los Obispos de
Colombia, 7.09.2017)
En el ambiente pre-electoral que
vivimos es necesario estar atentos y vale la pena recordar: “El que paga para
llegar, llega para robar". Cuando un candidato invierte millones y millones en
su campaña. No es un candidato, es un empresario y como empresario cuando sea
elegido, sólo pensará en sacar lucro, provecho y en lo que menos pensará…será
en la gente” (Carlos Gaviria Díaz, 1937-2015)
Busquemos pues, que, para depositar nuestro voto, no nos
muevan los intereses de tal o cual político sino criterios evangélicos que nos
permitan evaluar y elegir las mejores propuestas.
Hna. Constanza Arango
Religiosa de María Auxiliadora
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